#SomosSereas

Nuestras protagonistas, mujeres de mar, mujeres luchadoras, mujeres con historias para hilar y relatos para conservar.

Mª Carmen García

Mariscadora

Mª Carmen García nació en Vigo en 1952. Trabajó desde los 16 años en una empresa del textil. Iba a la seca por su cuenta para comer y para el campo, pero oficialmente se dedicó al marisqueo cuando se fundó la Agrupación, con caras conocidas como Maricha, y dejó su trabajo por cuenta ajena para dedicarse al mar y al campo. “La profesión del mar la aprendí solita, miraba a las demás y yo hacía lo mismo”.

Mª Carmen García

Mariscadora

Mª Carmen García nació en Vigo en 1952. Trabajó desde los 16 años en una empresa del textil. Iba a la seca por su cuenta para comer y para el campo, pero oficialmente se dedicó al marisqueo cuando se fundó la Agrupación, con caras conocidas como Maricha, y dejó su trabajo por cuenta ajena para dedicarse al mar y al campo. “La profesión del mar la aprendí solita, miraba a las demás y yo hacía lo mismo”.

María Filomena González Fernández

Operaria de la conservera ALFAGEME

Nace el 19/2/1934 en Montamarta, Zamora. Su familia tenía una confitería pero la despoblación de aquellos años lleva a que ella y su marido se vengan a Vigo buscando trabajo. Fueron a la fábrica por un anuncio en prensa y María entró en Alfageme en 1965, jubilándose en 1997. Su primera tarea fue en el almacén, pero después de un año, pasó a ser telefonista. Así comenzó su andadura como personal administrativo, primero como auxiliar, oficiala de segunda y de primera. La conciliación laboral, como para la mayoría de sus compañeras, quedaba en las manos de abuelas y familiares.

Rosa Marina Rivas “Maricha”

Mariscadora

Rosa Marina Rivas, Maricha, nació en Canido en 1956. Su bisabuelo era marinero; el oficio de mariscadora lo aprendió de su abuela, de su madre y de sus tías; recuerda ir a la playa con ellas desde que tenía uso de razón, junto a su hermana. Vendían el marisco y el pescado de su padre por las casas de la zona: “Pasaba un día y ya quería que llegara el siguiente para volver a trabajar en el mar”. A partir de la creación de la Agrupación, compaginó su trabajo de mariscadora con otros por cuenta ajena.

Rosa Marina Rivas “Maricha”

Mariscadora

Rosa Marina Rivas, Maricha, nació en Canido en 1956. Su bisabuelo era marinero; el oficio de mariscadora lo aprendió de su abuela, de su madre y de sus tías; recuerda ir a la playa con ellas desde que tenía uso de razón, junto a su hermana. Vendían el marisco y el pescado de su padre por las casas de la zona: “Pasaba un día y ya quería que llegara el siguiente para volver a trabajar en el mar”. A partir de la creación de la Agrupación, compaginó su trabajo de mariscadora con otros por cuenta ajena.

Angelina Rodríguez Bastos

Operaria de la conservera ALFAGEME

Nace el 26 de mayo de 1956 en Lavadores, Vigo. Empieza a trabajar en Alfageme el 9 de marzo de 1971 como pinche, después como auxiliar, oficiala de segunda en 1983 y de primera en 1989. Al igual que Charo, desempeñó tareas de limpieza, empaque y todas aquellas relacionadas con la elaboración de las conservas de pescado y marisco. Para Angelina, trabajar en Alfageme, significó un buen sueldo, buenas condiciones laborales (primas, uniformes adecuados,…) a pesar del trabajo duro cuando tocaban jornadas veladas hasta las diez de la noche.

Marisol Riveiro

Mariscadora

Marisol Riveiro nació en la Cañiza en 1951. Llegó a Vigo para trabajar siendo aún una niña. Ya de casada, apareció un día en el mercado de Canido Paulina (persona bien conocida y dedicada desde siempre al mar) y le dijo: “Ven conmigo, rapariga, que para comer vas a llevar”. Marisol aprendió de ella lo más importante del oficio. En sus inicios cogía almejas, berberechos, pulpos, nécoras… para el consumo de su familia; pero con la creación de la Agrupación sabía que debía formar parte de ella.

Marisol Riveiro

Mariscadora

Marisol Riveiro nació en la Cañiza en 1951. Llegó a Vigo para trabajar siendo aún una niña. Ya de casada, apareció un día en el mercado de Canido Paulina (persona bien conocida y dedicada desde siempre al mar) y le dijo: “Ven conmigo, rapariga, que para comer vas a llevar”. Marisol aprendió de ella lo más importante del oficio. En sus inicios cogía almejas, berberechos, pulpos, nécoras… para el consumo de su familia; pero con la creación de la Agrupación sabía que debía formar parte de ella.

Rosario González Quintas (CHARO)

Operaria de la conservera ALFAGEME

Nace el 18/11/1963 en Villaza, Gondomar. Empezó a trabajar en la empresa Bernardo Alfageme S.A. en 1979 con 14 años, al principio como pinche desempeñando muchas y diferentes tareas propias de las plantas productoras de conservas de pescado. Limpiaban sardina, atún, pulpo,…emparrillaban, empacaban y rebajaban con las máquinas cerradoras. Poco a poco fueron ascendiendo de categoría laboral: auxiliar, oficiala de segunda y de primera. Charo hizo parte de su vida allí, se casó y tuvo dos hijos. En los años 80, la estabilidad del contrato fijo-continuo y el cambio a la jornada intensiva (7:00 a 15:00) facilitó la conciliación familiar y laboral, tanto a Charo como a otras muchas trabajadoras de la empresa. Los peores momentos llegaron con el cierre en 2010.

Carmen Vidal González e Flora Comesaña González

Operarias de la conservera VALCÁRCEL

Ambas son primas, Carmen nacida el 7/10/1950 y Flora en 1945 en Chandebrito (Vigo). Trabajaron para la empresa Justo López Valcárcel cuando estaba en Alcabre. Comparten experiencias, comienzan muy jóvenes a trabajar y desarrollan toda su vida laboral en esta empresa. Flora comenzó en la fábrica de Floro González en Canido, donde también se hicieron cargo de su seguridad social. Al principio iban caminando 13 km desde su casa en Chandebrito hasta la playa de Alcabre bajo la luz de un candil. Más tarde, aprovechaban el autobús de los obreros que iban al astillero de Barreras. Las dos primas trabajaron con tesón y llegaron a ser encargadas de sección, es decir, las que distribuían el trabajo de las demás obreras. Su vida fue de trabajo intenso, no sólo en la fábrica, sino también en el hogar, campo y animales, hecho que de aquella era muy habitual.

Carmen Vidal González e Flora Comesaña González

Operarias de la conservera VALCÁRCEL

Ambas son primas, Carmen nacida el 7/10/1950 y Flora en 1945 en Chandebrito (Vigo). Trabajaron para la empresa Justo López Valcárcel cuando estaba en Alcabre. Comparten experiencias, comienzan muy jóvenes a trabajar y desarrollan toda su vida laboral en esta empresa. Flora comenzó en la fábrica de Floro González en Canido, donde también se hicieron cargo de su seguridad social. Al principio iban caminando 13 km desde su casa en Chandebrito hasta la playa de Alcabre bajo la luz de un candil. Más tarde, aprovechaban el autobús de los obreros que iban al astillero de Barreras. Las dos primas trabajaron con tesón y llegaron a ser encargadas de sección, es decir, las que distribuían el trabajo de las demás obreras. Su vida fue de trabajo intenso, no sólo en la fábrica, sino también en el hogar, campo y animales, hecho que de aquella era muy habitual.

Mª del R. González “Charo”

Mariscadora

Mª del Rosario González, Charo, nacida en el Rosal en 1954, llegó a Vigo con 17 años para trabajar en la hostelería como camarera y cocinera. Casada con un marinero, iba a la seca con su cuñada Maricha y otras familiares de su marido, que le enseñaron a mariscar para el consumo de su casa. Compaginó su trabajo como mariscadora con otros por cuenta ajena toda su vida.

Eugenia Conde, “Geni”

Clasificadora do Berbés

Nació en Vigo en 1958. Se dedica a la colla desde hace veinte años. Su padre y su hermano también trabajaban en la estiba en el puerto de Vigo. En la actualidad sigue activa y tiene de compañeras a sus sobrinas. Reconoce que el trabajo es duro pero que tiene sus cosas buenas, como un horario que le permite llevar a su nieto al colegio. Explica que su jornada depende de la hora en que esté prevista la descarga de pescado fresco de los barcos que llegan del caladero de Gran Sol.

Eugenia Conde, “Geni”

Clasificadora do Berbés

Nació en Vigo en 1958. Se dedica a la colla desde hace veinte años. Su padre y su hermano también trabajaban en la estiba en el puerto de Vigo. En la actualidad sigue activa y tiene de compañeras a sus sobrinas. Reconoce que el trabajo es duro pero que tiene sus cosas buenas, como un horario que le permite llevar a su nieto al colegio. Explica que su jornada depende de la hora en que esté prevista la descarga de pescado fresco de los barcos que llegan del caladero de Gran Sol.

Ana Conde e Paula Conde

Clasificadoras do Berbés

Son hermanas. Ana nació en Vigo, en 1977. Paula nació en Cangas en 1973. El padre y el abuelo también trabajaban en la estiba; son sobrinas de Geni. El oficio de clasificadoras lo aprendieron de su tía, de la que aún siguen siendo compañeras. Lo mejor de su trabajo es el horario de noche, porque les queda todo el día por delante. Lo que peor
llevan son las condiciones de frío y tener que levantar pesos; pero toman se ríen de las caídas
por resbalarse o cuando juegan a tirarse hielo. Les gusta comer el pescado pero no cocinarlo.

Dolores Villar e Dolores Couso, as “Lolis”

Clasificadoras do Berbés

Son madre e hija y ambas trabajadoras socias de COTRASVI. Loli Villar, ya jubilada, nació en Vigo en 1954. Su hija nació también en Vigo, en el 1978, y ya lleva casi dieciocho años en el sector.

Loli Villar comenzó cómo clasificadora cuando tenía 33 años, acompañando a su cuñada, que ya trabajaba en la colla (en la antigua O.T.P.), cuando necesitaban gente puntualmente. Cuenta que el sistema de trabajo cambió mucho; ahora, por  ejemplo, hay mesas son fijas, antes hacían ellas las estructuras que les servían de apoyo. Ha hecho la estiba a bordo porque ganaba lo mismo que los hombres.

Leer más

En una época, los hombres las hacían trabajar a bordo; y llegó a manejar cajas de madera, que pesaban muchísimo cuando se empapaban de agua, rompían y caía el pescado. Recuerda que fue muy feliz trabajando, porque lo compaginaba muy bien con las tareas de la casa y el cuidado de sus cuatro hijas. Se jubiló hace cuatro años y reconoce,
entre sonrisas, que aún bueno es que está jubilada porque mucho más no iba a aguantar.

Ahora, cuando pasa por la rotonda del Berbés, le dice adiós con la mano al edificio de la lonja donde tantos años trabajó.

Su hija, Loli Couso, empezó cómo clasificadora acompañando a su madre y forma parte de las mujeres socias de COTRASVI. Recuerda ir de pequeña con su madre y su padre al Berbés para ver qué barcos había en el puerto y si tenían que trabajar ese día. Los domingos son los días más duros de trabajo porque es cuando más barcos hay y a veces tienen que doblar turnos. Como todas las demás, considera que lo más duro es la manipulación de pesos y el frío. Le gusta muchísimo su trabajo, y “cuando lo coges con humor y con buenos compañeros y buenas compañeras, se lleva mejor”.

Dolores Villar e Dolores Couso, as “Lolis”

Clasificadoras do Berbés

Son madre e hija y ambas trabajadoras socias de COTRASVI. Loli Villar, ya jubilada, nació en Vigo en 1954. Su hija nació también en Vigo, en el 1978, y ya lleva casi dieciocho años en el sector.

Loli Villar comenzó cómo clasificadora cuando tenía 33 años, acompañando a su cuñada, que ya trabajaba en la colla (en la antigua O.T.P.), cuando necesitaban gente puntualmente. Cuenta que el sistema de trabajo cambió mucho; ahora, por  ejemplo, hay mesas son fijas, antes hacían ellas las estructuras que les servían de apoyo. Ha hecho la estiba a bordo porque ganaba lo mismo que los hombres.

Leer más

En una época, los hombres las hacían trabajar a bordo; y llegó a manejar cajas de madera, que pesaban muchísimo cuando se empapaban de agua, rompían y caía el pescado. Recuerda que fue muy feliz trabajando, porque lo compaginaba muy bien con las tareas de la casa y el cuidado de sus cuatro hijas. Se jubiló hace cuatro años y reconoce,
entre sonrisas, que aún bueno es que está jubilada porque mucho más no iba a aguantar.

Ahora, cuando pasa por la rotonda del Berbés, le dice adiós con la mano al edificio de la lonja donde tantos años trabajó.

Su hija, Loli Couso, empezó cómo clasificadora acompañando a su madre y forma parte de las mujeres socias de COTRASVI. Recuerda ir de pequeña con su madre y su padre al Berbés para ver qué barcos había en el puerto y si tenían que trabajar ese día. Los domingos son los días más duros de trabajo porque es cuando más barcos hay y a veces tienen que doblar turnos. Como todas las demás, considera que lo más duro es la manipulación de pesos y el frío. Le gusta muchísimo su trabajo, y “cuando lo coges con humor y con buenos compañeros y buenas compañeras, se lleva mejor”.

Consuelo Pazos, “Chelo”

Clasificadora do Berbés

Nació en Vigo en 1958, en el barrio del Berbés. Su madre trabajaba en la colla y su padre era marinero. Comenzó a los 22 años, ya casada y con hijos. Trabajó con su madre y sus compañeras. Recuerda que antes la carga de trabajo era mayor porque el pescado venía a granel y había que separar las especies por tamaños: “ahora ya del barco vienen las especies más clasificadas”. Cuando venían mujeres nuevas, ella siempre procuraba enseñarles las diferencias y la importancia de hacer bien el trabajo. Hace tres años que se jubiló. 

Leer más

Cree que ahora hay muchísimos menos barcos. Recuerda la crisis del gasóleo que obligó a desguazar; y que ahora viene mucho en camión. A raíz de los problemas que había con la O.T.P. y los trabajos eventuales, las trabajadoras y trabajadores crearon la cooperativa COTRASVI, y llegaron a hacer una acampada en el puerto: “no teníamos otra cosa, teníamos que defender nuestros derechos”. Fue compañera de Loli muchos años y se esforzaron por que la cooperativa funcionara. Comenzaron ganando 45.000 pesetas. Recuerda la ilusión que le hizo su primera nómina mensual. Cuenta que antes trabajaba al jornal diario y le parecía que le rendía menos. A Chelo le llamaban Heidi porque se le ponían coloretes, y también la Presidenta, por su carácter fuerte y reivindicativo.

Susana González, “Susi”

Clasificadora do Berbés

nació en Vigo en 1975. Lleva unos tres años trabajando como clasificadora. Concuerda con sus compañeras en que lo mejor del trabajo es el horario, aunque al principio le costó adaptarse a él. Dice que, como en todo, poco a poco aprendes de lo que ves y de lo que te enseñan las compañeras. Recuerdan momentos muy duros, en los que su trabajo peligró. Resaltan la importancia del compañerismo y conocer muy bien el pescado. En la actualidad hay menos trabajo pero más exigencia en cuanto a los tamaños y los pesos del pescado.

Susana González, “Susi”

Clasificadora do Berbés

Naceu en Vigo en 1975. Leva uns tres anos traballando como clasificadora. Concorda coas súas compañeiras en que o mellor do traballo é o horario, aínda que ao primeiro custoulle adaptarse a el. Di que, coma en todo, pouco a pouco aprendes do que ves e do que che ensinan as compañeiras. Lembran momentos moi duros, nos que o seu traballo perigou. Resaltan a importancia do compañeirismo e coñecer moi ben o peixe. Na actualidade hai menos traballo pero máis esixencia canto aos tamaños e os pesos do peixe.

Araceli Rodríguez Fernández

Directora de Fabricación en Friscos S.A.

Tradicionalmente en una fábrica de conservas el puesto de dirigir, planificar y coordinar todas las actividades pertenecientes a la producción (táctica y estratégicamente) lo han desempeñado hombres. Actualmente, continúa siendo excepcional que una mujer desarrolle tal responsabilidad, pero tenemos un referente; Araceli Rodríguez.

Leer más

Nace en Pontevedra en 1988, estudió en la Escuela de Ingenieros, la titulación de ingeniería técnica industrial especialidad química industrial, elección motivada por el consejo de un profesor del instituto. Comenzó en la empresa de conservas de pescado Friscos, para realizar las prácticas de la carrera, ella prefería hacerlas en una empresa en Vigo, pero sus padres intercedieron para que las realizase en una de las fábricas de donde ellos eran, en Catoira. Las prácticas de dos meses las realizó en la depuradora, y al finalizar el plazo se marchó. A los pocos meses la llamaron para ver si podía encargarse de la estación depuradora, aceptó con la condición de que la dejasen seguir estudiando y efectivamente, le dieron todas las facilidades del mundo para terminar su carrera realizar el curso de adaptación al grado para obtener la titulación de Grado en Ingeniería Industrial y cursar un master por la EOI de Madrid, Master Executive en Administracion y Direccion de Empresas.

Al cabo de un año y medio, indicó a la empresa que se aburría y la llevaron al departamento de calidad para que me responsabilizara de todo lo relacionado con el medio ambiente. Ahí descubrió que le encantaba la fábrica, todo su proceso y lo que conlleva. En el 2014 llegó a Friscos una consultora, la cual entrevistó a la plantilla, a estos les indicó que le gustaría ir para la fábrica, con el objetivo de llegar (algún día) a ser la directora de producción. Al poco tiempo cubrió la baja del encargado de producción y a los 6/8 meses le dieron el cargo de dirección, siendo mujer y con menos de treinta años.

Friscos es una empresa singular, con más de 70 años, allá por el año 1946 surgió en A Pobra do Caramiñal. Francisco Dotras Lamberti y Francisco Otero Mariño decidieron darle forma a lo que hoy en día se conoce como Conservas Friscos. Así decidieron bautizarla, ya que era una forma de representar de manera contraída el nombre de ambos fundadores. En la actualidad, Conservas Friscos ha cambiado su ubicación. Desde Catoira, prosigue una aventura que tuvo sus inicios en dos familias provenientes de distinta ubicación geográfica y sin relación previa entre ellas. Desde A Illa de Arousa y Vigo, establecieron la fábrica en A Pobra do Caramiñal que ha ido pasando de generación en generación, hasta que en la cuarta se ha hecho cargo de la dirección, Rosa Nieto.Friscos fue fundada por uno de mis bisabuelos paternos, después se implicaron mi abuela y mi abuelo, más tarde mi padre y mi tío. Ahora mismo estamos mi primo Yago y yo”. La actual directora general de un proyecto que no ha cesado “valora el trabajo de la gente, saber qué les puedo pedir y hasta dónde, además del grado de exigencia que puedo tener con ellos”.

Sara Muñiz

Continuidade en feminino

Sara, de Vilanova de Arousa naceu en 1990, é un referente para Sereas pola súa continuidade empresarial en feminino, por reunir tradición familiar, mocidade e innovación nunha industria na que o sinal de identidade son as conservas artesanais, as que se fan con mimo, como outrora.

Leer más

En decembro do ano 1989 Manuel Vicente Mosquera adquire a empresa propiedade de Hijos de J. González, constituíndo así a sociedade Manuel Vicente Mosquera e Hijos S.A. Ao falecer en 2015 deixa a administración en mans da súa neta Sara Muñiz con tan só 25 anos. Sara medrou na fábrica de conservas, durante a su época de estudante traballaba os verans na fabrica do avó, relizando os memos traballos que as operarias, e a día de hoxe segue sendo “Sariña” ou a “neta do xefe”, co-tempo foi adquirindo o coñecemento necesario, isto permitiulle coñecer de cerca de organización do traballo. Tras acabar a súa formación académica, realizou as prácticas formativas na empresa do seu avó, porque a súa intención naquel momento xa era unha sucesión cara aos netos (ela e máis Pablo Rey), xa que quería que alguén da familia realizase este control. Do mesmo xeito o expuxo en planta, deixando así ao seu outro neto, Pablo Rey Vicente, responsable do proceso de fabricación, estando este traballando á beira do seu avó durante moitos anos. Para Sara, a única forma de entender e dirixir unha empresa é coñecendo ao cento por cento todos os traballos que alí se realizan. “Non hai mellor forma de coñecelo que facelo”. Sara segue o consello do seu avó “Vaivos a ir ben”, o único importante para que o negocio funcione é “portarse ben ca xente”. Renovarse e conservar a tradición ese é o lema de Sara e de Conservas a Vieira.

Única muller de tres irmáns, comezou a traballar en Frigoríficos de Vigo, empresa constituída a principios dos anos 40, grazas a un dos seus irmáns, que era xefe de persoal. Marujita suplía o cobrador da empresa nos meses de agosto, cando este marchaba de vacacións, ata que, cando se xubilou, ela ocupou o seu posto: foi o 2 de agosto de 1980, e ata hoxe, que con 88 anos, continúa de alta como traballadora. Como ela di, «levo toda a vida vendo a vida do peixe».

Daquela, conta, o xeo vendíase en barras e ela emitía vales que logo se facturaban mensualmente. Hoxe en día, emite tíckets no que ela chama «a pantalla panorámica», e o xeo véndese principalmente en escamas para os buques de Gran Sol, panaderías, empresas e almacéns.

Lembra con nostalxia a antiga lonxa, onde hoxe está Casa Botas e Pescados Maravilla, «era preciosa», con moitísimas especies e moitísima boa xente, nunha época de abundante pesca de castañeta, bonito, ollomol e sardiña.

Actualmente, de luns a venres, un dos seus compañeiros recóllea ás 7:30 da mañá e, despois de almorzar en Paulino, comeza a súa xornada laboral no Porto. Afeccionada á calceta e incondicional do Celta de Vigo, Marujita segue sendo unha compañeira exemplar e unha figura emblemática e respectada no Berbés; alí, quen a coñece destaca a súa cabeza para os números e a súa gran capacidade para cobrar e lembrar «quen paga ben e quen non».

Non esqueceu nin esquecerá xamais a moitas persoas coas que se relacionou durante toda a súa vida: José Nogueira, Javier Irala, Jose Antonio Llorca  e Darío Iglesias, os seus xefes; e outros como Julito Vieira, José Pereira, Claudino, Julián Trapero, os Chuvias, Luís «o cobrador de Coroa», Pepe Luras, Amable Polo, Brea, Aquilino Álvarez, Ramallo, Peón, Serafín, Moncho, Carlos Losada, Eladio, Suso, José Antonio, Longas, Cidrás, José Ramón, Bernardo Landriz, Ramiro Gordejuela, Antonio Graña, Manuel Vieira, Ángel Molares, Manuel Pérez, Reinaldo…

Sempre traballou entre homes e sempre se sentiu moi querida no Porto, onde foron e son unha gran familia.

Marujita converteuse nunha das persoas máis queridas e coñecidas do Porto de Vigo, e desde o 2005 a rúa máis grande do Berbés leva o seu nome.

Sara Muñiz

Continuidade en feminino

Sara, de Vilanova de Arousa naceu en 1990, é un referente para Sereas pola súa continuidade empresarial en feminino, por reunir tradición familiar, mocidade e innovación nunha industria na que o sinal de identidade son as conservas artesanais, as que se fan con mimo, como outrora.

Leer más

En decembro do ano 1989 Manuel Vicente Mosquera adquire a empresa propiedade de Hijos de J. González, constituíndo así a sociedade Manuel Vicente Mosquera e Hijos S.A. Ao falecer en 2015 deixa a administración en mans da súa neta Sara Muñiz con tan só 25 anos. Sara medrou na fábrica de conservas, durante a su época de estudante traballaba os verans na fabrica do avó, relizando os memos traballos que as operarias, e a día de hoxe segue sendo “Sariña” ou a “neta do xefe”, co-tempo foi adquirindo o coñecemento necesario, isto permitiulle coñecer de cerca de organización do traballo. Tras acabar a súa formación académica, realizou as prácticas formativas na empresa do seu avó, porque a súa intención naquel momento xa era unha sucesión cara aos netos (ela e máis Pablo Rey), xa que quería que alguén da familia realizase este control. Do mesmo xeito o expuxo en planta, deixando así ao seu outro neto, Pablo Rey Vicente, responsable do proceso de fabricación, estando este traballando á beira do seu avó durante moitos anos. Para Sara, a única forma de entender e dirixir unha empresa é coñecendo ao cento por cento todos os traballos que alí se realizan. “Non hai mellor forma de coñecelo que facelo”. Sara segue o consello do seu avó “Vaivos a ir ben”, o único importante para que o negocio funcione é “portarse ben ca xente”. Renovarse e conservar a tradición ese é o lema de Sara e de Conservas a Vieira.

Incansables – As Redeiras da Guarda

Temendo polo seu oficio

Rita, Carmiña, Manoli, Marina e Lidia son algunhas das integrantes da Asociación de Redeiras Atalaia da Guarda. Estas mulleres dedicaron moito esforzo a profesionalizar o oficio na súa vila mariñeira, moi recoñecida polo traballo de atadeiras e redeiras coma elas

Leer más

Rita naceu na Guarda en 1953. Filla de mariñeiro e redeira, medrou entre redes. Desde ben cativa enchía as agullas de fío para os aparellos da casa, e con 12 anos xa traballaba nas “chabolas”, os locais que os armadores tiñan no peirao e onde elas reparaban e armaban os aparellos. Cando Rita empezou, as redes aínda eran de algodón e o traballo, se cadra, máis duro e esixente.

Carmiña e Manoli naceron na Guarda en 1961 e en 1963. Fillas, tamén, de redeira e mariñeiro, xa traballaban aos 12 anos nas chabolas. Coma as demais, medraron entre redes. A familia era grande e elas contribuían á economía da casa traballando de redeiras desde noviñas. Carmiña ausentouse unha época para dedicarse a outro oficio e á familia, pero cando se constituíu a Asociación decidiu apostar pola conservación da súa profesión. De Manoli, as súas compañeiras destacan que, desde que se creou a Asociación, foi e é a mellor secretaria que podían ter. Son conscientes de que moitas familias dependen do seu traballo para saír ao mar.

Marina é guardesa, nada en 1961. Coma as demais, é filla de redeira e mariñeiro e leva no oficio desde que tiña 14 anos. Fala con entusiasmo da súa profesión e dos seus logros, e conta xovial que, de vez en cando, ao remataren un traballo difícil ou que esixe moito tempo e dedicación, como as redes do cerco, fan un «botafora», que consiste nunha pequena celebración onde a comida e as risas están sempre presentes.

Lidia é a máis nova de todas, naceu en 1981 na Guarda, e a máis preocupada pola falta de remuda no oficio, que tamén lle vén de familia. Aínda que exerceu outros traballos, sempre sentiu curiosidade por esta profesión. Conta como anécdota que, cando unha lavandeira se coa voando na nave, sempre lles chega unha boa xeira de traballo e xa non sabe, di rindo, se é bo ou malo que volva a visitalas.

Como curiosidade contan que, antigamente, as redes da Guarda levaban gravado un código de propiedade consensuado polos mariñeiros guardeses para diferenciar os aparellos duns e doutros. Non existen máquinas industriais que dean reparado e armado as redes da frota, así que o seu traballo está moi pouco recoñecido e valorado para o importante que é. Todas coinciden en que o mellor é traballar xuntas, animarse, apoiarse e rir. Daquela, o peor é cando teñen que traballar soas. Ningunha entende de horarios, “se hai traballo hai que sacalo”, e dálles moita mágoa ver que o seu oficio non ten continuidade porque non hai quen se interese en aprendelo. Non saben o que sucederá cando elas falten.

María Díaz García “Marujita la del hielo”

Toda unha vida no Berbés

Marujita naceu en Vigo en 1934. Filla do conserxe da lonxa, criouse na Ribeira do Berbés e comezou a exercer a súa profesión en Frigoríficos de Vigo por volta dos anos 70; cobraba a venda de xeo, tanto a particulares como a empresas. 

Leer más

Orgullosa, comenta que estudou no Colexio Mezquita e logo cursou estudos de comercio, labores, corte e confección. Veu parar na ribeira de Vigo porque ía axudar a seu pai, ao que sempre estivo moi unida; almorzaba con el cando tiña vacacións, ou recollía peixe que lle ofrecían os armadores do porto e que ela levaba moi agradecida para comer na casa coa familia.

Única muller de tres irmáns, comezou a traballar en Frigoríficos de Vigo, empresa constituída a principios dos anos 40, grazas a un dos seus irmáns, que era xefe de persoal. Marujita suplía o cobrador da empresa nos meses de agosto, cando este marchaba de vacacións, ata que, cando se xubilou, ela ocupou o seu posto: foi o 2 de agosto de 1980, e ata hoxe, que con 88 anos, continúa de alta como traballadora. Como ela di, «levo toda a vida vendo a vida do peixe».

Daquela, conta, o xeo vendíase en barras e ela emitía vales que logo se facturaban mensualmente. Hoxe en día, emite tíckets no que ela chama «a pantalla panorámica», e o xeo véndese principalmente en escamas para os buques de Gran Sol, panaderías, empresas e almacéns.

Lembra con nostalxia a antiga lonxa, onde hoxe está Casa Botas e Pescados Maravilla, «era preciosa», con moitísimas especies e moitísima boa xente, nunha época de abundante pesca de castañeta, bonito, ollomol e sardiña.

Actualmente, de luns a venres, un dos seus compañeiros recóllea ás 7:30 da mañá e, despois de almorzar en Paulino, comeza a súa xornada laboral no Porto. Afeccionada á calceta e incondicional do Celta de Vigo, Marujita segue sendo unha compañeira exemplar e unha figura emblemática e respectada no Berbés; alí, quen a coñece destaca a súa cabeza para os números e a súa gran capacidade para cobrar e lembrar «quen paga ben e quen non».

Non esqueceu nin esquecerá xamais a moitas persoas coas que se relacionou durante toda a súa vida: José Nogueira, Javier Irala, Jose Antonio Llorca  e Darío Iglesias, os seus xefes; e outros como Julito Vieira, José Pereira, Claudino, Julián Trapero, os Chuvias, Luís «o cobrador de Coroa», Pepe Luras, Amable Polo, Brea, Aquilino Álvarez, Ramallo, Peón, Serafín, Moncho, Carlos Losada, Eladio, Suso, José Antonio, Longas, Cidrás, José Ramón, Bernardo Landriz, Ramiro Gordejuela, Antonio Graña, Manuel Vieira, Ángel Molares, Manuel Pérez, Reinaldo…

Sempre traballou entre homes e sempre se sentiu moi querida no Porto, onde foron e son unha gran familia.

Marujita converteuse nunha das persoas máis queridas e coñecidas do Porto de Vigo, e desde o 2005 a rúa máis grande do Berbés leva o seu nome.

María Coira

Vocación pola conserva

María Coira, nace en Catoira en 1983, é traballadora temporal dunha fábrica de conservas de peixe e marisco. 

Leer más

Estudou un ciclo de técnico de farmacia, pero non continúa a súa formación, xa que con 18 anos se queda embarazada e comeza a traballar na hostalería, nun sector no que resulta moi difícil conciliar, así que, ao crecer o seu fillo apúntase nunha ETT, e aí entra en contacto coa industria do mar.  

Unha fábrica de conservas de peixe demandaba persoal eventual por un aumento de produción puntual. María empezou limpando peixe nun grupo maioritariamente feminino con algúns homes que tamén aprenderon, como ela, a limpar peixe, abrilo, pelalo baixo supervisión das delegadas de liña… Despois, un psicólogo de RRHH da empresa entrevistouna por se a necesitaban noutra sección ligada á súa formación e coñecementos.   Aos poucos días levárona a realizar tarefas de supervisión para revisar que o peixe estivera en moi boas condicións, sen espiñas, sen sangue e sen pel e separar a ventresca, do lombo, as migas… ía todo seleccionado para pesalo e rexistralo no ordenador e facer os palés. Ao pouco tempo foron repartindo as persoas da liña específica de aprendizaxe ás diferentes plantas de elaboración. Entón a enviaron ao despaletizado e á nave de empacado manual, segundo María “só era botar latas ás máquinas, pero para o que hai que ter moita habilidade para que non se caian ao chan, xa que habería que refugallalas”. Unha vez cuberta esa baixa lle tocou cubrir a da delegada de liña de empacado, e tivo que aprender de cero. Para ela, poñerse á fronte do ordenador e do control era unha tarefa de gran responsabilidade sendo eventual e nova. No grupo había moita xente veterana e poñerse a cargo de vinte ou trinta mulleres que saben perfectamente o que teñen que facer… foi un gran reto. Posteriormente, lle deron a posibilidade de ir á oficina de peche, e aos vinte días a chamaron para cubrir unha baixa no laboratorio. A María lle gustou moitísimo formar parte dun laboratorio, máis acorde co ciclo que estudou, ademáis coñece perfectamente o traballo nunha planta de elaboración e a súa conexión co laboratorio, un traballo moi sistemático, pero á vez diferente ao da fábrica. A industria do mar é máis complexa do que parece e o laboratorio é o corazón para que todo saia ben, se a engrenaxe do laboratorio non funciona os problemas en fábrica son moi importantes.

Cando termina de cubrir esta baixa, María foi ao desemprego. É a cabeza de familia, matriz e sustento da súa casa, o salario global, máis a distancia en quilómetros a percorrer ata a fábrica, a pesar da menor estabilidade…compensa. María ten soños e esperanzas de traballar nun posto que lle guste e que lle achegue estabilidade emocional, laboral e económica, xa que conta cunha gran experiencia de vida, e de carácter positivo e sensible.

Para María, a conserva de peixe é unha obra de arte.  Non todo o mundo vale para empacar con esa destreza e en tan pouco tempo.  As mulleres aprenden unhas doutras e as que adquiren o dito nivel son mulleres de máis de cincuenta, son verdadeiras mestras. 

María, actualmente traballa na conserva.

Carmen Ángeles Expósito Carballo, Chicha

Peixeira do Mercado do Berbés.

Chicha nació en San Roque, Vigo en 1929 y paso toda la vida trabajando en el peixe.

Leer más

Su madre ya se dedicaba también a la venta de pescado, Chicha empezó a trabajar con ella en la Ribera del Berbés, vestían el mandil da Ribera y llevaban el pescado en patelas en la cabeza. A la edad e 26 años ya tenía un puesto en Mercado del Calvario. Su actividad empezaba a las 4:30 h. de la madrugada para comprar el pescado en el Berbés, volvía el mercado a las 7:00h. para vender cariocas, rapante, jureles, pulpo, choco…sin apenas saber leer y escribir las cuentas no se le escapaban, y tampoco el regateo para conseguir el mejor precio. Se jubiló con 91 años en 2022

¡Toda una vida!, Chicha es muy querida en su puesto de la plaza del Calvario.

Lucrecia Mª García Fernández.

Directora en Real Conservera Española S.L.

Se especializó en Bromatología (Alimentación) se incorporó a la fábrica de Bernardo Alfageme en Vigo con 26 años, y comenzó en el laboratorio de Calidad.

Leer más

Antes del cierre de la emblemática firma, Lucrecia llevaba en la cabeza un proyecto familiar muy vinculado también a su vocación de veterinaria; una granja-escuela que todavía continúa; la Granja Kiriko. Cuando le ofrecieron capitanear el proyecto de Real Conservera, un referente en el sector de alta gama iba a cumplir 50 años y no se lo pensó. En toda esta etapa al frente de la fábrica conservera, Lucrecia reivindica una formación profesional específica que apoye el trabajo de las mujeres que empacan a mano las conservas; una obra de orfebrería, un trabajo que es un arte.

Pin It on Pinterest

Ir al contenido